Después del ataque homicida de una Dana sin nombre, también nosotros nos hemos quedado sin palabras, con un dolor y una incertidumbre que estremece. Ni Valencia ni nadie se merece este cruel castigo. Es muy duro, pero en estas torpes líneas queremos plasmar nuestras emociones, y especialmente, la solidaridad con todos los afectados, con las familias de los desaparecidos. Del mismo modo, queremos mostrar nuestra gratitud infinita a los cuerpos y fuerzas del orden, de seguridad, de emergencias, sanitarios, porque se están volcando en salvar y rescatar personas de forma extenuante. En estas situaciones apocalípticas, ellos son un rayo de luz entre tinieblas.
El martes 29 el día comenzó con cierta zozobra por la previsión meteorológica, por las actuaciones que teníamos que hacer en nuestro escenario para su acondicionamiento y repoblación, con la ilusión de recibir este mismo sábado a nuestros compañeros de Soria con los que íbamos a hermanarnos en una jornada cargada de ilusión. Pero lamentablemente, todo fue cambiando, porque estaba lloviendo mucho por todas partes, las noticias no eran buenas, y a las 12,00 de la mañana, aguas arriba de nuestro acotado, ya bajaban más de 40 m3/s. Era sólo el principio del desastre.
Hace apenas unos días ya tuvimos un daño enorme que afectó a todo el escenario por un paso esporádico, de poco más de una hora con hasta 86 m3/s por nuestro acotado del Túria en el municipio de Vilamarxant. Fue como una premonición, un aviso que nos dio la Rambla Castellana unos 3,5 kilómetros más arriba de nuestro coto.
Pero el martes 29 fue otra cosa, porque la red oficial de aforos de la CHJ ya indicaba desde por la mañana datos muy inquietantes aguas arriba, para convertirse a partir de las 20,00 horas en un infierno de agua, corriente y lodo que pasaba por nuestra zona de Vilamarxant, llegando a las 21,00 horas a alcanzar los 1.336 m3/s, y a las 2,00 de la mañana lo peor, hasta 1.772 m3/s. Pero no sólo el Túria y su lámina de inundación, porque fueron todos las ramblas y barrancos, el río se convirtió en mar, y ahí se rompió todo, también nuestros corazones.
A la mañana siguiente, muy temprano, se sucedieron las llamadas, los mensajes, de compañeros y amigos. Entre otros, en total penumbra por la ribera, nuestro presidente del Club de Pescadores de Alaquàs, Tonino, que junto a su hijo Iván Dorado, responsable de nuestro acotado, desorientados y desolados ante la pérdida material de todo, de su casa, de su nave, de sus animales, partidos en su desconsuelo buscando recuerdos entre el lodo. Aún siguen buscando a su pastor alemán, a su fiel amigo Káiser.
Mientras tanto, otros dos compañeros que venían de pescar en Bellpuig, se quedaron atrapados en el punto fatídico de la A3, toda una noche y un día, encima de un vehículo perdido por el lodo. Pero ellos también son héroes, por salvar su vida y la de otros afectados, sacando gente de otros vehículos, incluso debajo de las aguas. Como Tonino, es un milagro que estén vivos. Gracias Señor por mantenerlos vivos.
También en nuestro grupo de pescadores tenemos otros titanes, como el policía que ha estado trabajando más de 30 horas hasta que cayó rendido, o le obligaron a caer para recuperarlo nuevamente, y que ya está otra vez inmerso en su labor, en su vocación.
Como bien nos explicaba, <<hoy es imposible que nada se normalice, porque no existen infraestructuras, carreteras ni transportes, porque el fango cubre las calles, y la retirada de vehículos durará meses>>.
¿Qué ilusión podemos tener ahora? ¿La ilusión por pescar? No lo sabemos, ahora no, sólo queremos recuperar a los desaparecidos, que se vaya recuperando la normalidad de las vidas de todos nosotros. Quizá el bueno de Tonino, nuestro admirado “Presi”, se ponga al frente de los más valientes, y nos recuerde que, todo será normal cuando volvamos a pescar, y para eso, habrá que remangarse y restaurar, reconstruir ilusiones.
Un fuerte abrazo a todos, cuidaos mucho y, Amunt València!
